Sirve para atacar tantas células cancerosas como sea posible con el menor daño al tejido sano que se encuentra alrededor del tumor. Se usa para tratar el cáncer de mama, próstata, cabeza y cuello, vejiga, pulmón, la enfermedad de Hodgkin entre otras.

Es un proceso que actúa sobre el tumor destruyendo paulatinamente a las células malignas, impidiendo que el tumor crezca e invada a otros tejidos. Los tejidos sanos alrededor del tumor recibirán dosis bajas de radiación, pero estos tejidos pueden repararse de manera eficiente. 

La radioterapia es uno de los pilares del tratamiento contra el cáncer. Puede ser administrada antes o después de una cirugía oncológica, e igualmente puede ser administrada antes o después de una quimioterapia.

A diferencia de una quimioterapia, los efectos de la radioterapia tanto benéficos como secundarios se presentan únicamente en la parte del cuerpo tratada.

Puedes estar en contacto con otras personas, ya que no emitirás ningún tipo de radiación, por lo que tus relaciones sociales, laborales y familiares no tienen porque verse afectadas.

El tratamiento de radioterapia suele durar entre dos a siete semanas, esto dependerá de la dosis administre así como el número total de sesiones. Cada sesión dura sólo unos minutos, aunque puede ser variable de acuerdo a la técnica empleada.